29 d’octubre 2010

quan la humitat arriba als nostres morts

"-¿Eres tú la que ha dicho todo eso, Dorotea?
-¿Quién, yo? Me quedé dormida un rato. ¿Te siguen asustando?
-Oí a alguien que hablaba. Una voz de mujer. Creí que eras tú.
-¿Voz de mujer? ¿Creíste que era yo? Ha de ser la que habla sola. La de la sepultura grande. Doña Susanita. Está aquí enterrada a nuestro lado. Le ha de haber llegado la humedad y estará removiéndose entre el sueño.
-¿Y quién es ella?
-La última esposa de Pedro Páramo. Unos dicen que estaba loca, otros que no. La verdad es que ya hablaba sola desde en vida.
-Debe de haber muerto hace mucho.
-¡Uh, sí! Hace mucho. ¿Qué le oíste decir?
-Algo acerca de su madre.
-Pero si ella ni madre tuvo...
-Pues de eso hablaba.

[...]

-¿Qué es lo que dice, Juan Preciado?
-Dice que ella escondía sus pies entre las piernas de él. Sus pies helados como piedras frías y que allí se calentaban como en un horno donde se dora el pan. Dice que él le mordía los pies diciéndole que eran como pan dorado en el horno. Que dormía acurrucada, metiéndose dentro de él, perdida en la nada al sentir que se quebraba su carne, que se abría como un surco abierto por un clavo ardoroso, luego tibio, luego dulce, dando golpes duros contra su carne blanda; sumiéndose, sumiéndose más, hasta el gemido. Pero que le había dolido más su muerte. Eso dice.
-¿A quién se refiere?
-A alguien que murió antes que ella, seguramente.
-¿Pero quién pudo ser?
-No sé. Dice que la noche en la cual él tardó en venir sintió que había regresado ya muy de noche, quizá de madrugada. Lo notó apenas, porque sus pies, que habían estado solos y fríos, parecieron envolverse en algo; que alguien los envolvía en algo y les daba calor. Cuando despertó los encontró liados en un periódico que ella había estado leyendo mientras lo esperaba y que había dejado caer al suelo cuando ya no pudo soportar el sueño. Y que allí estaban sus pies envueltos en el periódico cuando vinieron a decirle que él había muerto.
-Se ha de haber roto el cajón donde la enterraron, porque se oye como un crujir de tablas.
-Sí, yo también lo oigo."

Pedro Páramo, Juan Rulfo

3 comentaris:

núria ha dit...

Què, especial Pedro Páramo, oi ?
Llibre màgic :)

Òscar Roig i Carrera ha dit...

Mira que jo em vaig llegir aquest llibre i em vaig avorrir com una ostra. Suposo que seu ser problema meu perquè tothom diu que és molt bo... Salutacions, Núria!

Núria Talavera ha dit...

ostres, dos comentaris ben diferents sobre el llibre, és fantàstic :) en la varietat està la riquesa... tot i que a mi m'ha encantat Òscar, coincideixo amb la Núria, un llibre màgic.

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